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El diseño gráfico al servicio de las grandes farmacéuticas (FOTOS)

Arte

Por: Luis Alberto Hara - 11/07/2011

Desde la década de 1940, la época dorada de las “drogas milagro”, se ha intentado hacer de los medicamentos más que un producto útil, uno necesario e incluso deseable. Grandes artistas como Warhol y Herb Lubalin contribuyeron en estas campañas.

Alguna vez se dijo que el lugar del artista en la época moderna es la marginalidad, sobre todo porque una vez desaparecidos, en su mayor parte, los mecenas y aristócratas que cubrían las necesidades materiales del artista con tal que este se dedicara a dar rienda suelta a sus talentos, los pintores, músicos, poetas y demás tuvieron que buscar el sustento en ámbitos a veces diametralmente opuestos al de las actividades creativas. Así, hubo una época en que el artista también era burócrata, o ideaba eslóganes publicitarios o componía música totalmente comercial o de entretenimiento.

Un ejemplo de este estatus lo tenemos en las colaboraciones de destacados artistas plásticos como Andy Warhol, Lester Beall, Will Burtin y Herb Lubalin en la industria farmacéutica, específicamente en el diseño gráfico de los empaques de ciertos medicamentos.

Estas piezas forman parte de la exposición PHARMA, cuyo objetivo principal es mostrar el derrotero ideológico que ha seguido la fabricación, distribución y programación del consumo masivo de los grandes medicamentos como la penicilina a partir de la década de 1940 y hasta la actualidad.

Desde esta perspectiva se considera que tanto las grandes farmacéuticas como las autoridades gubernamentales se han servido de diseños atractivos y novedosos para impulsar este mercado legal de drogas convirtiéndolas en auténticos objetos del deseo. En este sentido, una de las imágenes más poderosas es esta en la que al abrir la caja que contiene un antidepresivo parece que también se rompe la cadena atada a una pesada bola de hierro como la que usualmente acompaña a los presidiarios. La metáfora es bastante clara: el triste, catalogado de entrada como un enfermo, únicamente puede liberarse de su insoportable carga tragando esa milagrosa píldora al interior de dicho empaque (aunque una lectura inversa también es posible: la esclavitud que representan los medicamentos).

 

Un ejemplo sumamente notable de los mecanismos mediante los cuales es posible torcer la voluntad de una o de millones de personas, induciéndoles a creer fervientemente algo en lo que hasta hace un instante no creían.

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