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Estudio psicológico sugiere que los hombres piensan menos que las mujeres en sexo, pero las cifras también podrían estar condicionadas por las expectativas de lo "socialmente deseable".

En un estudio que refuta uno de los prejuicios de género más extendidos, que el hombre solo piensa en sexo a todas horas y en todo lugar, el psicólogo Terri Fisher publicó un artículo en el Journal of Sex Research en donde expone que hombres en edad universitaria piensan en sexo apenas unas 18 veces al día, menos de la mitad de ocasiones que sus compañeras de la misma edad.

Para llegar a estos resultados Fisher reunió a 283 estudiantes universitarios y les pidió que llevaron un registro de sus pensamientos espontáneos ( o "need-based") sobre comida, descanso o sexo durante una semana. Los hombres de este grupo reportaron muchos más pensamientos de este tipo que las mujeres, pero no se manifestó una interacción significante entre el sexo del participante y el tipo de pensamientos registrado. Esto es, aunque los hombres pensaron más sobre sexo que las mujeres, también tuvieron más pensamientos sobre comida y descanso. Según el autor, esto sugiere que los hombre están un poco más en contacto con su estado físico durante todo el día en comparación con las jóvenes en condiciones similares.

Fisher ensayó una posible explicación de esta disparidad de contenido en los pensamientos de hombres y mujeres, en la que quizá también valdría la pena considerar los imperativos sociales que algunas mujeres siguen a veces sin estar conscientes de ello:

Las personas que siempre dan respuestas socialmente deseables a las preguntas están quizá cubriéndose la espalda e intentando manejar la impresión que provocan en otros. En este caso, estamos viendo que las mujeres que están más preocupadas por la impresión que dan tienden a reportar menos pensamientos sexuales y eso es porque pensar sobre la sexualidad no es consistente con las expectativas típicas para las mujeres.

Quizá la conclusión de todo esto sea que los hombres piensan (o dicen pensar) más en sexo, comida y descanso que las mujeres porque consideran que no están obligados a dar una impresión “socialmente deseable”.

Recordemos también que hace unos meses el profesor Sheridan Simove publicó un libro con el sugerente título de ¿En qué piensan los hombres además de sexo?, del que aseguró que era el fruto de 39 años de investigación sobre el tema. Lo sorprendente de este libro es que sus 200 páginas, lejos de contener sesudas disquisiciones sobre el comportamiento sexual masculino, estaban en blanco, con lo cual Simove decía, lacónica y elocuentemente, que los hombres, además del sexo, no piensan en nada (aunque quizá la conclusión del profesor podría corregirse con una sutileza: los hombres no solo piensa en sexo, también piensan en cómo conseguirlo).

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