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El videojuego "Child of Eden", para la consola Kinect, lleva al usuario a un viaje multisensorial que estimula psicodélicamente su conciencia, al tiempo que busca rescatar a una niña del espacio sideral atrapada en el ciberespacio.

Uno de los videojuegos más innovadores de los últimos años, Child of Eden, se acaba de estrenar en su versión para Kinect. Lo interesante de este videojuego es que crea una experiencia inmersiva de sinestesia: al ligar los movimientos del usuario con la transformación de las imágenes y los sonidos en un flujo psicodélico de multimedia, el usuario experimenta una fusión metaestimulante de sus sentidos (los colores son sonidos: una mezcla caleidoscópica de calistenia lúdica).

"Ballenas espectrales ondulan a través de una neblina etérea, sus madrigueras están esplovoreadas de gemas destellantes y una vibrante  línea de bajos. Resplandecientes moléculas de colores giran eclosionando en flores, capa a capa de pétalos brillantes. Una niña llamada Lumi, nacida en el espacio exterior y transportada al ciberespacio, te exhorta a que rescates su conciencia digital". Así describe la trama de este juego el New York Times. Aparentemente se trata de llevar tu "fuego" al llamado de la niña que clama en el jardín digital al interior del espacio cósmico.

Diseñado por Testuya Mizuguchi, Child of Eden es un viaje por una montaña rusa hiperespacial, un triunfo de la estética gamer y de la multisensorialidad (que incorpora la música como parte de la narrativa del juego, indisociable de las imágenes). Un paso que acerca la realidad virtual a las drogas psicodélicas, como habían imaginado Terence Mckenna y Tim Leary. Recuerdos retrofuturistas de que en el Paraíso, antes de dividirnos, todos los sentidos eran (éramos) uno.

[NYT]