Apelando a la vieja premisa de que el mejor ataque es la sopresa, Stephanie Robinette decidió repeler a unos policías que intentaban obligarla a salir de su auto disparándoles con leche materna extraída de su seno. Esta caricaturesca escena de rebeldía contra-policial ocurrió en Delaware.
Al parecer Robinette se había peleado con su marido a quien golpeó en repetidas ocasiones (aconsejada por una buena dosis de alcohol que había ingerido durante una boda). Tras agredir a su esposo decidió encerrarse en un auto. Cuando los agentes, alertados por el golpeado cónyuge, trataron de sacarla del vehículo, la mujer les advirtió “que ella era una madre y que estaba dando el pecho a su hijo”.
Desoyendo a la alcoholizada madre de 30 años los policías insistieron en en su propósito y fue entonces cuando ella extrajo su seno del vestido y comenzó a rociar a los oficiales con leche materna. Finalmente Robinette fue detenida y ahora se le acusa de violencia doméstica, asalto, obstrucción de asuntos oficiales, resistencia al arresto y conducta desordenada. “Este es un excelente ejemplo de cómo el alcohol puede hacer que las personas hagan cosas que normalmente no harían”, dijo uno de los policías.