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Un diamante extraterrestre que podría ser la piedra filosofal es robado por un chico que podría ser Huckleberry Finn (sólo que adiestrado por una sociedad secreta de irreverentes alquimistas): la trama de una novela de diversión pura que nos reencanta con la vida y nos llama a hackear nuestra propia realidad

 

"La piedra más preciosa es el río en llamas".- Jacob Hind, alquimista de la AMO.

Encontrar una gran novela relativamente desconocida, afin a tu espíritu, es como encontrar una piedra preciosa en el desierto con la sincronía de la mirada. Algo que renueva el asombro, el misterio y posiblemente la alegría. Hay mundos enteros en la arena decía William Blake; un libro puede ser un espejo del universo. "Stone Junction" es un diamante incrustado en la parte magnánima del espíritu americano. Y debe de ser leído, no tanto por aquel que aspira a la gran literatura y a los laureles de la crítica, sino por aquel que busca vivir y descubrir que la poesía es otra cara de la alquimia (el águila es el sol).  Un libro para aquel que se prepara para entrar al diamante, al eterno resplandor de la llama espiral. Introitus lapidis.

"Stone Junction" fue escrito en 1990 por Jim Dodge, una especie de hippie ilustrado que vivió 15 años en una comunidad autosustenable en Sonoma County, California. La novela  narra la vida e iniciación de Daniel Pearse, hijo de una madre adolecesente que no podia recordar quién era su padre porque podia ser cualquiera de los 7 hombres con los que estaba teniendo sexo. Para suerte de Daniel, esta promiscuidad no hacía que fuera “hijo de una cogida aburrida”, como el brujo Don Juan auscultó la génesis de Carlos Castaneda: Analee, niña arcoiris de los sesenta follaba con amor. Con la suerte divina que sigue el insondable proceso de un avatar, Daniel y su madre son adoptados por una lúdica sociedad secreta que combate a la élite en el poder de Estados Unidos, la AMO (Allliance of Magicians and Outlaws), una agrupación que recuerda a la sociedad de los Discordianos que luchan contra los Iluminati en la novela “Illuminatus Trilogy”, de Robert Anton Wilson, una novela afin a “Stone Junction”, posiblemente la otra gran novela alquímica de la literatura norteamericana, menos seria aunque quizás más brillante que la novela de Dodge. La AMO es una asociación que entrelaza la mafia con la magia, que juega el papel luminoso en la gran batalla cósmica con la oscuridad. Daniel y su madre recorren la vastedad del territorio estadoundinese, esa épica tierra otrora virginal donde se gestan los sueños. Participando en un complot para robar plutonio y evitar la amenaza nuclear –en este delirio propio del  grandilocuente espíritu norteamericano en el que todo es posible, tanto como salvar (o destruir) al mundo (en un mismo impulso)- Analee muere ante los ojos lucífugos de Daniel, un chico de 13 años.

El gran mago Volta, supremo líder de la AMO, linaje de la Estrella, alguna vez estuvo varado entre la vida y la muerte, en una isla caribeña, en la que una santera, madre amante oculta, pudo revivir y enseñar el arte metafísico de desaparecer. Volta es Houdini solo que eléctricamente cargado por la enseñanza esotérica de Paracelso y Lao-Tse. Un hombre de acción y de reflexión. Varado como Volta sólo que en un hospital, en coma, Daniel retoma la conciencia coadyuvado por el Gran Maestre, tejiendo una línea de regreso en el mar de Anubis. Entonces inicia la verdadera epopeya, el coming of age. Como todo héroe, Daniel está solo y ha visto los ojos del chacal al final del tunel. La sensibilidad de Volta le indica que Daniel es un chico especial, la dinámica del maestro y el alumno se teje sutiilmente como las hebras que unen invisiblemente todas las cosas. Daniel será iniciado por los sui generis maestros de la organización, la más ecléctica mezcla de impecables rascal gurus, en la fiel tradición del trickster. Como si Huckleberry Finn fuera enseñado por el brujo yaqui, Don Juan Matus, en una version posmoderna de la milenaria esoteria. El joven Daniel Pearse aprende a falsificar documentos, el rudo maestro zen Wild Bill (Bodhidharma-John Wayne) le enseña a meditar y a pescar en paisajes y pasajes que recuerdan a lo mejor de “Dharma Bums”, donde Kerouac y Gary Snyder encuentran el sutra-diamante-corazón de la montaña; Mott Stocker, un hillbilly de Montana, le introduce al mundo del sexo y de las drogas, entre arsenales de narcóticos de diseño y vírgenes vestales que lo dotan de su privanza, pleitsesía del llano ardiente, colegialas entrenadas tántricamente por una bruja que se enamoran de un chico cuyo falo fue fraguado dulcemente en la cocina hérmetica de las estrellas; el ladrón de cajas fuertes y aforista Willie Clinton le enseña a superar todo tipo de candados, colocándolo en el camino de la total penetración de la materia;  durante un rato el mago del poker,  Bad Bobby Sloane, lo toma bajo su batuta por las evanescentes carreteras americanas, inculándole el arte del control mental y la telepatía; el transformista Jean Bluer le enseña el arte del disfraz y la personifiación, camino holográfico hacia ser todos los hombres; y finalmente Daniel acalla en Volta, quien le revela el arte  culmen de la desmaterialización. No un truco barato, sino la antesala del escape de la rueda kármica del mundo. El arte de la fuga.

 

El declinante maestro Volta lo prepara para acometer lo que él ya no puede. Desaparecer para robar la piedra filosofal: un diamante extraterrestre incautado por la CIA, almacenado en un bóveda de maxima seguridad. Una especie de Crystal Skull en un inmaculado e informe diamante de 3 kilos, que la agencia con su característica incompetencia no logra descifrar.  Al obtener el lapis philosophorum Daniel descubre que puede navegar por dimensiones interdimensionales con la piedra, hipnotizado por su llama espiral, una llama que había soñado portada por la garra de un cuervo.

“Creo que el Diamante es una entrada, una puerta, un portico, aunque no sé hacia que se abre, pero lo averiguaré”. Daniel coquetea con el diamante seducido por su brillo secreto como los portadores del anillo en la saga de Tolken. Sólo el diamante, la joya de otro mundo, puede hacerle dejar los frutos de este mundo; pero paradójicamente es la flor de este mundo la que le permite cruzar el portal de la Luz-Diamante.

Más allá del romanticismo chantajeado por la cultura pop, en el centro de la alquimia se encuentra el erotismo, la llama azul en el crisol. De igual manera que la musa mueve a la poesía a su divinización –solarización del rey como interfaz sexual de la creación en su cópula con la Tierra-, el alquimista y el asceta encuentran el elixir (the secret exit) en  el amor de una mujer (la re-encarnación de la diosa).  Las grandes narrativas de ciencia ficción de nuestra época giran en torno a escapar de la ilusión y el sistema de control y no pueden dejar de reflejar esto, tanto en Alphaville, Matrix o  Fringe, por citar algunas,  el héroe encuentra la puerta de salida de este mundo (hacia sí mismo) a través de una mujer que detona un proceso de conciencia-renacimiento. Son versiones del mito de mitos, la  historia de la muerte y el renacimiento de Osiris vía el opus sexual de Isis, quien le fragua un falo de oro en su atanor completando la alquimia que lo hace inmortal. El santo grial es una copa femenina y la historia de Jesús, sino hubiera sido editada por la Iglesia, seguramente tendría a María Magdalena como artifice de la resurrección. El amor es el único camino que lleva a Roma.

“Quien tiene alas de hombre y de mujer es asimismo la matriz de la materia”, dice un alquimista de la AMO.  La dualidad se vence a través de la fusión de los principios complementarios, 'coincidentia oppositorum’. Daniel encuentra la hendidura en el espejo cósmico de “como arriba, es abajo”, como todo héroe arquetípico a través de la diosa del amor. Daniel penetra el diamante vulvíforme despues de follar en la lluvia, recibiendo el prana ionizado, los pequeños holones del aire, con la sacerdotisa, metempsicosis de Isis-Carlota (mujer escarlata) prófuga del manicomio, divina mujer que da a luz al sol.  “Me llamo Jennifer Raine, Susana Rapp, Goldie Hart, Emily Dickinson, Cabeza de Vaca, Malinche, Cenicienta, Lao-Tse, Mia, Longshot y Daniel Pearse”. La mujer holográfica que se convierte en todos sus amantes, que toma todas las voces de su mente, canal por donde se atraviesa el río dentro del espejo. “Se lanzó hacia el centro giratorio. Y al ser absorbido a través del umbral, succionado a través del vórtice hacia el horno solar, derramado en la Fragua del Diamante, Daniel se enteró de lo que estaba destinado a saber”.

"Stone Junction" es la encrucijada de la piedra filosofal. El punto donde se encuentran los caminos de la magia antigua y la posmodernidad. Más allá del mall –a través de sus piedras atravesables- relumbra la sonrisa del Mago de Oz y de Thoth y de todos los que ya han aprendido este juego de desaparecer hacia la eternidad.

“La magia es un trabajo duro y honroso” ,  dice Thomas Pynchon, en el prólogo de "Stone Junction".

 Twitter del autor: @alepholo