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Colibrí extrae el néctar de una flor en alta velocidad demostrando una prodigiosa y poética habilidad para robar el tesoro del jardín

Tal vez no parezca demasiado impresionante ver a un colibrí tomar agua. Nada del otro mundo. Pero cuando ves este video te das cuenta de lo impresionante que son los detalles y de la belleza singular de estas aves, casi insectos, conectados con la divinidad del sol y con un espacio secreto en un jardín que escapa del tiempo. Como diría Octavio Paz, el colibrí no se detiene en el aire, se detiene en el instante.

Además del dulce visual de este video, los investigadores que grabaron a los colibríes con cámaras de alta velocidad descubrieron que los colibríes toman néctar de otra forma: no usan acción capilar sino atrapan el agua dulce enrollando su lengua de una forma altamente eficiente. El pico de colibrí penetra la flor y su lengua se extiende etéreamente para robar la miel secreta en un acto sublime.

Los colibríes baten sus alas hasta 90 veces por  segundo y su corazón excede los 1200 BPM (beats por minuto). Para poder lograr esta actividad frenética, lo colibríes  dependen de una dieta rica en néctar y consumen en un día más que su masa corporal en esta sustancia.

Los investigadores creen que la alta velocidad con la que los colibríes beben néctar podría servir para desarrollar aplicaciones en robots que necesitan extraer liquidos.

Quizás podríamos extender una metáfora sexual a la prodigiosa lengua de estas aves, conocidas como chupaflores, y que extraen con enorme habilidad el néctar de las flores como si realizaran un experto cunnilungis solar para obtener la miel femenina que los energetiza.

[Wired]