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Una investigación del Instituto Tecnológico de Georgia muestra que las personas responden de forma diferente al tacto de un robot, dependiendo de cómo perciben su intención táctil

El tacto puede curar, puede ser tan necesario como el aire o el alimento; pero en otras circunstancias esta íntima necesidad táctil puede agredir y repeler. En un mundo alienado, en que millones de personas viven su máxima intimidad con la tecnología en detrimento de la interacción con otras personas, surge la pregunta de si los robots pueden llenar, o al menos mitigar, esta necesidad de contacto físico.

Investigadores del Instituto de Tecnología de Georgia han encontrado que las personas generalmente responden positivamente al tacto de un enfermero robot, pero esto se modifica conforme a su percepción de la intención de este robot.

“Lo que desubrimos es que cómo las personas percibieron la intención del robot fue muy importante. Así que aunque el robot tocará a las personas del mismo modo, si las personas pensaban que lo estaba haciendo para limpiarlas a diferencia de para recomfortalas, esto hizo una diferenica significativa en sí sintieron el contacto de forma favorable o no”, dijo el profesror Charlie Kemp.

En el experimento el robot Cody tocaba y limpiaba los brazos de las personas de la misma forma, pero en los casos en los que éstas percibieron que se trataba de un acto instrumental destinado a limpiarlas, los sujetos respondieron positivamente a  su tacto. En los casos en los que percibieron que el robot trataba de darlos confort, las personas no respondieron de forma positiva.

El experimento está supeditado al contexto de un hospital y a la aplicación de la robótica a la enfermería. En otros casos y ambientes esto podría variar. Surgen preguntas cómo, ¿de qué forma responderían las personas al tacto de robots en ambientes que sean percibidos como ya de suyo cómodos? ¿Recibirían las personas el masaje de un robot de forma positiva? ¿Podrían recurrir a estas máquinas en situaciones de necesidad emocional?

No hay duda que mejor que el tacto de un robot siempre sera el tacto de un humano. Pero como aquella novela de Phillip K. Dick “¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?”, donde el personaje sueña tener un animal verdadero –no un clon- para experimentar empatía, pero estos son extremadamente caros o se an extinguido y solamente le son accesibles los androides, para muchas personas el tacto de una persona es algo, tristemente, lejano e inaccesible.

[Newswise]