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Suicidios simulados hacen que las personas recobren ganas de vivir en Corea

Buena Vida

Por: Jimena O. - 02/15/2011

Compañía coreana ofrece enterrar vivos a personas que quieren suicidarse para vivir un proceso de muerte y renacimiento que los hace renovar las ganas de vivir como sólo la muerte puede

El suicidio en Corea y en Japón es oscuramente popular y muchas veces es necesario recurrir a la creatividad para combatirlo (por ejemplo el sosiego de la luz azul en las estaciones de metro). Uno de los más radicales y efectivos métodos diseñados es el de los suicidios simulados en Corea del Sur, donde los clientes de una compañía especializada viven todo el proceso del suicidio y de la muerte de la manera más real posible para reencontrar las ganas de vivir.

"No podemos entender la muerte simplemente hablando de ella. Las personas en realidad experimentan la muerte al participar en ella y renacer en un estado de mente pura", dice el fundador de la compañía Beautiful Life Kim Giho. La idea tiene profundas resonancias con escuelas esotéricas y chamánicas donde el rito de iniciación fundamental es un proceso en el cual se atraviesa una muerte simbólica  -casi una terapia de shock- que purifica y revela al néofito su naturaleza prístina, reencantándolo con las fuerzas vitales de la naturaleza.

CNN hace un reportaje sobre el dentista Kim Byong-soo quien lleva 15 años queriéndose suicidar todos los días (aunque no le ha dicho esto a su esposa). Kim contrató los servicios de Beautiful Mind y como parte de este programa tiene que escribir una carta de suicidio a su esposa a la luz de las velas. Luego Kim  junto con otro grupo de clientes peregrina por la nieve a menos 11 grados Fahrenheit vestidos con ropas ceremoniales y guíados por un hombre de negro que simboliza la muerte. El grupo acalla en un cementerio artificial donde yacen sus ataúdes. En silencio Kim presencia su funeral y se coloca dentro del ataúd, donde es enterrado vivo por 20 minutos en completa oscuridad.

Según Kim Giho la clave del programa es la sensación de estar enterrado vivo, esto, dice, puede reprogramar la mente suicida.

Después de salir del sarcofago Kim Byong-soo añade a su carta de suicidio lo que en realidad queiere ser y le dice a su esposa y a sus hijos que los ama y planea tomarse una vacaciones, cumpliendo así una cuento posmoderno de hadas, donde unicamente la muerte nos hace descubrir el sentido de nuestra existencia.