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La capacidad que tienen las mujeres de crear redes de interacción emocional, podría ser una de las habilidades necesarias para el hombre y la evolución de la sociedad

Las mujeres se suicidan hasta 4 veces menos que los hombres (salvo en China) y sin embargo más mujeres padecen enfermedades mentales relacionadas con la depresión, la cual a su vez se ha correlacionado con el suicidio. Así que toda lógica  diría que las mujeres se deberían de suicidar más que los hombres. Pero esto no es así por una especie de secreto femenino que sale a relucir en la oscuridad.

Una posible razón por la cual son los hombres los que se suicidan más podría tener que ver con que las mujeres comparten sus emociones con sus amigos y familiares más que los hombres, buscan discutirlas y recibir retroalimetnación y consejos. Esto en cierta medida sirve como una forma de procesar estas emociones y curar hasta cierto punto esta tendencia abismal.

El doctor de la Universidad de Washington George E. Murphy escribió hace unos año un artículo científico seminal sobre el tema, en el que teoriza que las mujeres, en esa apertura emocional, tienen más probabilidad de ir con un médico o psiquiatra y recibir a fin de cuentas mejor tratamiento que los hombres para sus problemas.

Murphy dice que aunque existen más intentos de suicidio de mujeres de que de hombres en Estados Unidos, muchos de esos intentos de suicidio femeninos, no son en realidad intentos de quitarse la vida, sino sobrevivir bajo circunstancias cambiadas, es decir una forma extrema a la que recurren las emociones para transformarse. El hombre, en cambio, muchas veces solamente se aisla silenciosamente sin discutir sus emociones o buscar una transformación radical hasta que llega el punto en el que ha cruzado la frontera sin retorno.

"Ella considera no sólo sus sentimientos sino los sentimientos de los demás -su familia e hijos, y hasta amigos- y como esas personas serán afectadas por una decisión como el suicidio", dice Murphy quien compara la situación con pedir ayuda cuando se conduce a un sitio al cual no se sabe bien como llegar: el hombre generalmente intentará llegar sin pedir direcciones ya que esto sería admitir una debilidad o tener que someterse a un proceso de socialización que es evitable, en cambio la mujer no tendrá ningún problema en pedir direcciones.

En el fondo quizás esta situacón se aplica no sólo al suicidio sino a todos los ámbitos: la necesidad del hombre de entrar en contacto con sus emociones, aceptar ayuda y tejer un proceso de interacción social desde una perspectiva sinergística que favorezca la colaboración más que la imposición podría ser justamente lo que transforme el paradigma actual hacia un mayor equilibrio con la naturaleza y entre semejantes.