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Continúan las especulaciones sobre un misterioso punto ubicado más allá del horizonte visible de nuestro universo que se mantiene sigiloso y atrae hacia sí múltiples cúmulos de galaxias: el flujo oscuro

Cientos de cúmulos que reúnen a las galaxias más distantes a la Tierra dentro de este universo, cada uno conteniendo cientos de millones de estrellas, están trasladándose, en una especie de inexorable hipnosis cósmica, hacia un punto del universo que se manifiesta como un acechante y sigiloso flujo oscuro. Este descubrimiento registrado en 2008 ha intrigado profundamente a científicos de la NASA, que sin explicarse realmente de que se trata, de algún modo parecen intuir que el entenderlo representará la posibilidad de obtener algunas de las respuestas más significativas de la ciencia frente al cosmos.

Esta especie de centro magnético se ubica más allá del horizonte observable en nuestro universo, y su fuerza esta atrayendo a los cúmulos galácticos a velocidades que superan las dos millones de millas por hora. Se calcula que nuestro universo tiene aproximadamente 14 mil millones de años, y el área que ocupa se ha calculado a partir de la distancia entre el punto de luz que emergió del génesis universal, que algunos atribuyen al Big Bang, y la ubicación del observador, es decir la Tierra. Esto quiere decir que según cálculos científicos el “horizonte cosmológico” debe abarcar un área con una extensión de 14 mil millones de años luz.

Actualmente existen dos grandes misterios cósmicos para la ciencia: la materia oscura y la energía oscura. El adjetivo que alude a la oscuridad se les ha asignado en buena medida por nuestra incapacidad para entender la naturaleza de estos fenómenos que a la vez parecen desempeñar determinantes papeles en la dinámica de nuestro universo. Y echando mano al mismo recurso psicocromático, el equipo de la NASA que recién descubrió este nuevo y hasta ahora inexplicable fenómeno , decidió llamarlo “flujo oscuro”.

El épico descubrimiento se realizó gracias a la sonda Wilkinson Microwave Antisotropy Probe (WMAP) que permite mapear los cambios en las radiaciones microondas que resultaron del Big Bang. “Los cúmulos muestran una pequeña pero medible velocidad que es independiente a la expansión del universo y que no varía a pesar de que la distancia se incremente. Pero jamás pensamos encontrar algo así” afirmó en su momento el Dr Alexander Kashlinsky, del Goddard Space Flight Centre de la NASA.

Por ahora parece que la trilogía de oscuro enigmas cósmicos se ha completado con este nuevo fenómeno o entidad. Y a pesar de que aún nos encontramos en una etapa de asombro habiendo transcurrido dos años desde el primer avistamiento lo cierto es que este épico descubrimiento podría modificar en los próximos años la manera en la que entendemos a nuestro universo y completar así el mítico origami que ilustrará de forma detallada el modelo de la realidad.

 

Con información de Science Daily y Telegraph