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La intrépida serie de VBS culmina su recorrido por Polonia con una clara muestra de que este país es un destino imperdible para aquellos que buscan la buena fiesta con un cóctel de cultura

A través de los siete episodios de “From Poland for Love” hemos podido apreciar el bouyante estado de un carismático país que abraza la modernidad sin desprenderse de su cultura milenaria y en el proceso nos hemos divertido con Julita, Ivar y la inagotable dosis de vodka que translúcidamente ambienta la escena. Al final descubrimos que el vodka, la vida y la fiesta también hacen florecer la cultura y estimulan el contacto cosmopolita que trasciende las fronteras.

En el ultimo episodio nuestros entrañables hosts son invitados a una estación de radio en Varsovia para relatar la odisea de Vice TV en Polonia, reportando al mundo la actualidad de este país que ofrece una variada paleta de atracciones: niñas lindas, música y arte de vanguardia, escenarios naturales que apelan al espíritu, fólclor a veces psicodélico, y un mananatial de vodka para iluminar las noches de fiesta. Como dice uno de los asistentes a la fiesta de Vice en Varsovia “buena música, chicas guapas y buenas bebidas es todo lo que necesitas”. Tal vez ahí esta el satori de la serie, buda de fondo del vaso.

Sin olvidar que la fiesta se puede combinar con la cultura como dos pájaros multicolores, Ivar y la linda Julita, visitan también a un diseñador de patinetas cuyos diseños son buscados por los mejores skaters. Sabiendo que las últimas noches son las mejores, por una especie de magia marinera, Ivar y Julita se despiden de nosotros con una noche de farra fantástica en la que las huestes más trendys de Varsovia acuden a divertirse como si no hubiera mañana y socializar sofisticadamente, entre la estimulación de beats y vibras de la noche.

Al final del viaje nos queda, no hay duda, un enorme entusiasmo por viajar a Polonia, descorrer la  cortina y descubrir el pulso de uno de los países que más prometen culturalmente y que más llaman a aquellos que saben que probablemente no haya algo que tenga mayor sentido en la vida que una buena fiesta.