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Los chimpancés y los bonobos actúan como los humanos en lo que se refiere a tomar una decisión que supone una apuesta.

Nuestros parientes más próximos, los bonobos y los chimpancés, actúan como el ser humano en lo que respecta a tomar una decisión que se asemeja a una apuesta. Pese a su talante a veces alocado y jugueton, estos monos juegan a la segura la mayoría de las veces.

En un estuido conducido en el Congo, investigadores le preguntaron a 16 chimpancés y a 14 bonobos que escogieran entre dos platos de comida. Aunque no involucró dados o cartas, este experimento es considerado un juego de apuesta. Los monos podían escoger entre una apuesta segura, en la que el pago podía ser una pieza altamente preferida de banana o una menos deseable rebanada de pepino.

Los monos apostaron tomando una decisión entre la una y la otra. Sabían las probabilidades antes de escoger, ya que los investigadores les habían enseñado con antelación los dos potenciales resultados, pero luego sólo les daban uno. Dependiendo del contenido de los platos, podía haber un porcentaje de 100% de recibir una banana, una probablilidad de 50% o una de 0% .

Los monos rápidamente distinguieron entre las diferentes posibilidades de ganar: apostaron mucho cuando existía un 100% de probabilidad, menos cuando existía un 50% y casi nunca cuando había un 0%.

Pero en algunos experimentos, los investigadores no removieron la tapa de los platos, así que los monos no pudieron computar la probabilidad de ganarse una banana.

La probabilidad del plato cubierto era idéntica a la opción arriesgada: un 50% de posibilidad de ganar la deseada banana, pero los monos de ambas especieses escogieron menos esta opción ambigua .

Estuvieron dispuestos a tomar el riesgo con el plato cubierto cuando sabían que la otra alternativa era comida que no les gustaba (como el pepino), o nada de comida. Al igual que los humanos, los monos mostraron aversión a la ambigüedad, prefiriendo apostar más cuando sabían los momios o las probabilidades que cuando las desconocían

Estos resultados podrían mostrar que los prejuicios económicos humanos son parte de nuestra evolución ancestral, ya que ante una decisión con información incompleta los humanos suelen seleccionar la opción "segura".

vía Physorg