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Bloosmbery vendió el autorretrato del escritor argentino en 5 mil dólares: Borges como laberinto.

Burt Britton, un bartender, del popular club neoyorkino Vanguard, logró convencer a varias celebridades de que dibujaran sus autorretratos y se los regalaran. Una forma astuta de hacer dinero. Britton conoció a Borges cuando el escritor argentino ya casi estaba ciego y le enseñó su colección de autorretratos de celebridades que incluía a Norman Mailer y a Miles Davis. Borges estudió los retratos minuciosamente "como si estuviera estudiando para un examen", dice Britton y luego tomó una pluma y dibujo su autorretrato. El retrato, los garabatos de un hombre ciego, no deja de ser simbólico: Borges como laberinto. Una de sus obesiones era su identidad, su rostro en el tiempo, indefinible, inasible. Borges como proceso, como red, el alambrado de la conciencia. El autorretrato de Borges se vendió en 5 mil dólares en una subasta de Bloomsbery. A colación, dos estrofas de su poema "Arte Poética":

 

Mirar el río hecho de tiempo y agua 
y recordar que el tiempo es otro río, 
saber que nos perdemos como el río 
y que los rostros pasan como el agua.

...A veces en las tardes una cara 
nos mira desde el fondo de un espejo; 
el arte debe ser como ese espejo 
que nos revela nuestra propia cara.