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New Scientist probó con éxito el uso del neuromarketing, medir las respuestas inconscientes del cerebro con sensores electroencefalográficos para de esta tener un neurofocus gruoup de mayor éxito.

Las compañías hacen lo que sea por lanzar de forma exitosa sus productos y que tú los consumas, nada parece detenerlos con tal de llegar a tu cerebro y a tu bolsillo. Sin embargo, no todos los productos son exitosos, y en el intento de ahorrarse campañas que no logran con efectividad influir en la psique de las masas, se ha desarrollado la que seguramente es la técnica de marketing del futuro, el neuromarketing: apelar directamente a las zonas del cerebro que se encargan de las respuestas emocionales instintivas, generalmente el llamado cerebro reptiliano.

La popular revista británica New Scientist acudió a la empresa NeuroFocus para probar un poco de este innovador acercamiento a la propaganda. Aplicando una serie de sensores electroencefalográficos para capturar las respuestas subconscientes de sujetos a los que se les mostró las siguientes tres portadas del número de agosto, la gente de NeuroFocus identificó claramente la superior en términos de efectividad neurológica, o punch subliminal. Esto fue realizado monitoreando las ondas cerebrales de los sujetos mientras veían cada parte de la portada –se usó también tecnología de eye-tracking.

La ganadora fue la primera de last tres portadas. Aunque todas fueron bien recibidas, como es evidente (todas son muy interesantes). La diferencia estuvo en el nivel de involucramiento emocional y de atención y retención de memoria, en lo cual la primera portada se destacó de sobremanera.

Y los resultados hablan, la edición de agosto fue la segunda más leída del año, representando un 12% de incremento sobre la edición del año pasado en el generalmente flojo mes de agosto.

Esto tiene profundas implicaciones en el oscuro arte de hacer que las personas compren un producto. En el caso de las revistas la portada equivale al diseño de paquete o envoltura en la que se presenta un producto y que busca, utilizando todo tipo de trucos, estimular tanto la recordación como la relación emocional que se forma entre una persona y un pedazo de plástico.

Anterioremente hemos escrito sobre el caso del MKT Ultra, Clotaire Rapaill, un experto en lo que llama neuromarketing reptiliano, en el que se busca detonar los mecanismos del cerebro primitivo humano para generar respuestas automatizadas al ser expuestos a la comunicación de un producto (como esos perros de Pavlov cuando sonaba una campana). Rapaill vende sus servicios a grandes corporaciones que predan el deseo inconsciente del ser humano en el imperio del consumo.

También hemos escrito un poco sobre el neurocinema, que básicamente transpolar los principios del neuromarketing y de la estiumlación craneal a través de impulsos, imágenes y sonidos, para obtener un estado emocional predeterminado. Esto, sobra decirlo, aseguraría que una película fuera un éxito de taquilla, hecha con una formula específica, metahollywoodesca, una especie de acupuntura a distancia para lleva a la mente al estupor palomero.

Vía Nielsen Wire