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La física actual postula la posibilidad de que vivamos en un universo de diseñador, no dios, sino una civilización un poco más avanzada que la nuestra capaz de crear agujeros negros y manipular las leyes físicas... diseñar un nuevo universo podría ser al final la única forma que tiene la evolución de seguir.

Tal vez no sea necesario ser dios para diseñar un universo, con un poco de evolución y tecnología es posible crear, al menos conforme a las bases de la física actual, un universo, el cual podría estar precisamente diseñado para alojar vida inteligente. Es más, es probable que estemos ya viviendo en un un universo diseñado y que el sentido profundo de nuestra evolución sea llegar a crear un nuevo universo, para que la vida inteligente pueda seguir existiendo.

El profesor de astronomía de la Universiada de Sussex, John Gribbin, argumenta que los creadores eran más parecidos a los hombres que a dios, en el sentido de que una civilización no mucho más avanzada que la nuestra podría empezar a jugar con la idea de diseñar universos.

La cuestión involucra la aceleración de partículas, algo similar al Gran Colisionador de Hadrones, el cual algunas personas un poco fanáticas creían podia destruir el universo, según Gribbin, esto no es posible con esta máquina de Pandora, pero si crear un pequeño agujero negro artificial, demasiado pequeño para engullir un átomo.

Crear un nuevo universo solo requeriría una máquina un poco más sofisticada y poderosa que el Gran Colisionador de Hadrones. Esto es posible ya que, como hemos reportado aquí, los agujeros negros podrían ser portales a otras regiones de tiempoespacio. Y, segundo, ya que la gravedad curiosamente tiene energía negativa, no se necesita nada de energía para crear un universo. Aunque existe una cantidad colosal, casi infinita de energía en cada partícula de materia, esto se balancea con la negatividad de la gravedad. Es decir, en potencia cada cosa acoge un universo.

Los agujeros negros son relativamente fáciles de hacer. Para cada objeto hay un punto crítico, conocido como el radio de Schwarzschild, en el que su masa se convierte en un agujero negro. El radio de Schwarzschild del Sol es de dos millas o 1/200,000 de su tamaño actual. Para que la Tierra se convierta en un agujero negro se tendría que comprimir más que una bola de ping pong.

El agujero negro que podría ser creado con un acelerador de partículas sería muhco más pequeño. Pero debido a la energía negativa de la gravedad, no importa que tan chico es un agujero negro, de todas formas tienen la posibilidad de inflarse y expandir en sus propias dimensiones sin devorar las nuestras. Esta expansion fue justamente la que hizo nuestro universo en el Big Bang, explotando de un punto infnitesimal de materia a un cosmos en todo su esplendor.

El físico de MIT, Alan Guth, fue quien ideó la hipótesis del universo inflacionario que ho yes aceptada por la mayoría de los físicos (aunque recientemete se esbozó la teoría de un universo sin Big Bang). Guth conlcuyó que en prinicipio la creación de un universo en el laboratorio es posible bajo estas leyes físicas.

Gribbin plantea la pregunta de que esto no sólo es posible sino probablemente ya haya ocurrido y vivamos en el universo de un diseñador.

Para llegar a donde estamos no es necesaria la inclusión de un a figura divina, la evolución natural es suficiente, sin embargo, nuestro universo admite la posibilidad de un diseñador de universos inteligentes. La física moderna sugiere que nuestro universo podría ser parte de un supersistema multiverso, donde diferentes regiones de tiempoespacio pueden tener diferentes propiedades físicas (la gravedad, el elegante pegamento cósmico, podría ser más fuerte o más débil en ciertos universos). Si nuestro universo es la obra de una civilización tecnológicamente avanzada en otra parte del multiverso, el diseñador podría ser responsable del Big Bang pero nadas más (un diseñador que no puede intervenir en su creación, como el Dios de la literaturea que se lima las uñas mientras el caos y el cosmos se debaten, detrás de la pantalla de un agujero negro).

TRES NIVELES DE DISEÑO CÓSMICO

Si los diseñadores hacen universos manufacturando agujeros negros existen trse formas en las que podrían operar según su avance tecnológico.

La primera es recrear un agujero negro sin influenciar las leyes del nuevo universo. Un nivel al que se acerca la humanidad, como sucede en la novela Cosm de Gregory Benford, en la que una investigadora se encuentra con un universo nuevo del tamaño de una bola de béisbol después de que explotará un acelerador de partículas. El encuentro con el otro absoluto e insondable, un Aleph que nos puede mirar.

El segundo nivel sería el de una civilización manipulando las propiedades de un universo bebé en cierta dirección, podría ser posible alterar un agujero negro de tal forma que la gravedad fuera más fuerte que en el universo madre, sin que los diseñadores tuvieran un control preciso.

El tercer nivel de esta escuela de diseño cósmico, involucraría la habilidad de establecer parámetros precisos, de esta forma diseñar en detalle (como los fractales que vemos o la información holográficamente contenida en cada parte, una fina firma de un co-demiurgo esteta). Gribbin cree que nuestro universo sería el resultado de un diseño así. Una analogía sería los bebés de diseño en los que se puede manipular el ADN para obtener un ‘niño perfecto’, una civilización avanzada podría maniuplar las leyes de la física para obtener un universo perfecto (un universo perfecto sería aquel en el que las condiciones estuvieran dadas para que se creara inteligencia capaz de crear otro universo).

Crucialmente, no sería posible que los diseñadores interfieran con el universo nuevo una vez formado, de su concepción o Big Bang, cada universo sería su propio universo. (Al menos de que se hayan diseñado universos cuyas leyes físicas de alguna forma desconocida permitan viajar a través de agujeros negros como partículas de luz consciente o algún tipo de tecnología interversa).

Para que una civilización diseñe un universo lo único necesario es que la evolución ocurra naturalmente en el multiverso, hasta que, al menos en un universo, la inteligencia llegue a nuestro nivel. Desde esta perspectiva de semilla los diseñadores crean los suficientes universo con las condiciones evolutivas para que los universos como los nuestros se generen y de esta forma los universos “inteligentes” se proliferen al punto de que los universos “sin inteligencia” sean una minoría en ese palacio de puertas cerradas con llave que sería el multiverso. En este sentido de propagación evolutiva de la inteligencia universal, sería mucho más probable que los universos fueran de diseño que “naturales”, sin diseñador.

Esta idea, nos dice Gribbin provee la mejor solución a la pregunta de Einstein, de que “lo más incomprensible del universo es que sea comprensible" para la mente humana, el universo humano sería comprensible porque podría haber sido diseñado por seres inteligentes, hasta cierto punto similares a nosotros, que embebieron a distancia su conciencia seminal. En un sentido amplio el otro nosotros estaría detrá de este universo.

El astrónomo Fred Holyle rechazaba la teoría del Big Bang como una explosion que azarosamente produjo sistemas solares, ecuaciones fractales, y acalló en la conciencia humana pese a que las probabilidades matemáticas para que se diera la física que permite la evolución de la vida son infinitesimales. Esto es en parte el prinicipio antrópico en el que las leyes de la física paracen casi conspirar por su incredible precisión para permitir la vida orgánica inteligente. Gribbin cree que Hoyle estaba en lo cierto y que el universo ha sido creado, no en la imagen de dios, sino en al imagen de sus diseñadores.

Más allá de que esta ecuación de diseñadores aún admite la existencia de Dios, como motor primero, similar a la filosofía de Aristóteles, donde una fuerza primordial echa andar todas las demás, la teoría encaja con una vision de transevolución y sobrevivencia de la vida y la inteligencia. Después de todo, nuestro universo podría ser finito, las estrellas y los planetas que nos dan energía para vivir por temporadas astronómicas desaparecerán, ya sea por la expansión que desintegrará las molécula o por una gran implosión. En algún momento una civilización altamente evolucionada se enfrentaría con la amenaza de desaparecer y la única forma de seguir existiendo, de una forma anti-egoísta, con la vida misma manifestando su inercia, sería crear otro universo acondicionado para que la vida inteligente pueda surgir: una especie de paternidad teleológica.

En este sentido el diseño de este tipo de diseñadores cósmicos seguramente llevaría su sello, su firma de perpetuidad, la cual seguramente sería cifrar en su universo el desenvolvimiento de los factores físicos que permiten en la nueva vida la conciencia de su diseñador y de diseñar. Los diseñadores harían universos para que los universos se sigan haciendo infinitamente (además del obvio place holoorgásmico de crear un universo). Nosotros estaríamos aquí para obtener la tecnología evolutiva necesaria para diseñar un nuevo universo. Esta sería una escuela, en este momento ya, de diseñar universos. Una profunda intuición que se revela en el corazón de la materia y del instinto (infinito) de ser creando:

"Una pequeña partícula de la Piedra Filosofal, si se vierte sobre la superficie del agua, según un apéndice sobre la sal universal de Herr von Welling, inmediatamete empezará un proceso de recapitulación en miniatura de la historia del universo, ya que instantáneamente la tintura -como los Espíritus de los Elohim- se agita sobre el cuerpo del agua. Un universo miniatura se forma el cual, según afirman los filósofos, en verdad surge del agua y flota en el aire, en el que pasa por todos los niveles de desarrollo cósmico y finalmente se desintegra", Manly P. Hall, The Secret Teachings of All Ages.

Vía Telegraph

Twitter del autor: @alepholo