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Google podría tener un conflicto de interés en los resultados que envía en ciertas búsquedas; pero, por otra parte, regular y supervisar su algoritmo podría bajar la calidad de sus resultados.

Google maneja alrededor de dos terceras partes de todas las búsquedas de internet en el mundo; de cierta forma Google controla qué es lo que existe en el internet, como si tuviera en su algoritmo un filtro de la realidad. Su preciado y complejo algoritmo (ve aquí una explicación de cómo funciona) es ajustado constantemente, en el intento de mantenerse encima de la competencia y supuestamente de respetar sus principios de ofrecer los mejores y más justos resultados (el mantra de Google es don´t be evil). El más leve de estos tweaks puede hacer que un sitio web casi desaparezca y pierda buena parte de su tráfico y sus ingresos (se calcula que apróximadamente el 50% del tráfico en internet proviene de Google).

En un principio, cuando Google era solamente un motor de búsqueda, no había muchas razones para dudar de sus resultados en las búsquedas. Pero actualmente, siendo la empresa de comunicación más grande del mundo, con servicios de mapas, videos, compras comparativas, etc, existen incentivos para favorecer a sus resultados que los de sus rivales.

Google está siendo investigado en Europa por acusaciones de que sus sitios afiliados, como YouTube, han sido privilegiados sobre la competencia en las búsquedas. En Estados Unidos se espera que las autoridades revisen su compra del software de información de vuelos, ITA, con el cual piensa competir con sitios como Expedia, Orbitz, Bing y otros. La compra de ITA probablemente será aprobada ya que al momento está compañía no provee servicios de viaje en línea, aunque esto sería precisamente lo que Google podría ofrecer en un futuro cercano.

El New York Times se plantea la disyuntiva de que si se obliga la regulación, esto probablemente se tendría que hacer dando a conocer específicamente cómo funciona y cómo ajusta su algoritmo Google para mostrar los resultados de búsqueda, algo que evidentemente podría afectar la calidad de sus resultados, al dar a conocer sus secretos. Pero por otra parte nada garantiza que Google no esté influyendo taimadamente los resultados a su favor, y no sólo para favorecer a sus empresas afiliadas, sino para controlar qué es lo que se sabe y qué no, para favorecer a ciertas personas o hasta ciertas formas de ver el mundo.

Vía New York Times