En una declaración que a pesar de no haber sido retomada por el mainstream media ha causado sobresalto en la comunidad internacional, el ministro egipcio de asuntos exteriores declaró en una entrevista que el presidente de Estados Unidos le confesó practicar el Islam.
Aunque bien podría tratarse de un simple gesto de diplomacia, quizá llevado a un extremo un tanto barroco, no deja de llamar la atención la flexibilidad retórica de “nuestros” líderes mundiales con un simple y maquiavélico fin: concretar su agenda (cualquiera que esta sea en realidad).
De acuerdo con algunas versiones que circulan en internet alrededor de esta declaración, la cual supuestamente esta grabada en una entrevista televisada aunque en Pijama surf no logramos encontrar esta prueba, el ministro egipcio agregó que Barack Obama le recordó que era hijo de un musulmán, al igual que su padrastro y sus hermanos practican la religión de la media luna, y que por ello sentía una afinidad especial con las raíces musulmanas.
Anteriormente Obama fue criticado ya que en un viaje a Arabia Saudita durante 2009 el mandatario estadounidense se postró frente al rey de este país. Ese mismo año dio un discurso en Egipto desde una famosa mezquita e incluso citó algunas frases del Corán.
Por ahora habrá que esperar a confirmar y analizar detenidamente dichas declaraciones, comprobar la veracidad de esta versión y entender el contexto. Sin embargo, lo que queda claro una vez más, es la exuberante esquizofrenia que denotan los gobernantes actualmente, siempre actuando de acuerdo a misteriosas agendas que frecuentemente resultan inexplicables a la sociedad civil que depende de la información del mainstream media para tratar de armar un precario rompecabezas de la realidad geopolítica en el mundo. Por cierto, el Príncipe Carlos de Inglaterra, aludiendo al cuidado del medioambiente en un reciente discurso en la Universidad de Oxford, alabó la filosofía espiritual del Islam en su planteamiento frente a la naturaleza y el cuidado de los recursos.