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Entre el cuento de hadas y la porno insinuación, esta animación de plastilina conjuga instintos posmodernos: “me siento extraño y demente de ver esto”, “hay tanto que no entiendo”, “estuvo increíble", "que diablos acabo de ver”,

Una bizarra narrativa que oscila entre el porno suspense, el cuento de hadas y el gore, oriunda evidentemente de la sofisticada y a veces retorcida mente japonesa. Con referencias a sexy caperucita (pasando por los videojuegos y el anime) el lobo feroz y los tres puerquitos, pero con toques que recuerdan a la trilogía de Chan-wook Park (Sra. Venganza) o a Lila 4 Ever de Lukas Moodysson, esta animación de plastilina erótica, pese a su violencia e hiper políticamente incorrecta trama, inevitablemente nos hace sonreír, extrañamaente la narrativa es parte de nosotros, meméticamente nos pertenece.

La gatita sexy, entre hipnótico pornojazz (inspirado por Earthbound), se deja seducir, seduciendo al cerdo, que utiliza date-rape-drugs (¿barbitúricos?), la promesa de una enorme y jugosa fornicación. Pero dentro de lo twisted hay un twist: somos voluntariamente pervertidos, lo raro nos encanta, no hay forma de eludirlo: el hecho de que sea una animación, técnica infantil (con oscura metamofosis a la Svankmajer), nos permite disfrutar esta explotación sexual redimida: la gatita disfruta.

Los comentarios en YouTube reflejan lo que le sucede al espectador: "que diablos acabo de ver", "me siento extraño y demente de ver esto", "hay tanto que no entiendo", "estuvo increíble".

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