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Prostitución intergálactica, sexo holográfico, nanobots que harán el trabajo de nuestras células, órganos artificiales: al acercarse la Singularidad seremos ciberdioses que trascienden la muerte

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La piedra filosofal será digital, la fuente de la eterna juventud será un robot más chico que un grano de arena. Esto es lo que cree el futurista más reconocido del mundo, Ray Kurzweil, líder en la investigación de la inteligencia artificial. Según Kurzweil el hombre será inmortal en tan sólo 20 años.

Ray Kurzweil predijo con años de anticipación el Internet inalámbrico y su creciente ubicuidad. También predijo el crecimiento explosivo del P2P, el peer to peer, o red informática entre iguales, la cual permite compartir archivos de forma legal. Predijo la implementación de chips tridimensionales en algunas computadoras para el año 2009, y este año IBM ha anunciado que ha desarrollado la tecnología y planea empezar a utilizar estos chips en sus supercomputadoras y en sus comunicaciones inalámbricas.

En la década de los '80 Kurzweil predijo que a principios del siglo XXI la gente ciega iba a poder leer "cualquier cosa en cualquier lugar", con sólo utilizar un dispositivo portátil. En el 2002 acotó la fecha al año 2008. Durante la Feria Mundial de Ciencia, Kurzweil presentó un aparato del tamaño de un teléfono celular, el cual, al ser apuntado sobre cualquier texto, es capaz de leerlo en voz alta sin ningún problema.

Kurzweil anteriormente había inventado el "Kurzweil Reader", que permitía hacer la misma tarea pero era del tamaño de una lavadora (la mejor forma de predecir el futuro es crearlo).

Kurzweil, también en los '80, predijo que una computadora sería campeona mundial de ajedrez para el año 1998. La computadora "Azul Profundo" ganó el título en 1997 (algunos piensan que las predicciones de Kurzweil son tenebrosamente precisas tal vez porque tiene acceso a información clasificada de los llamados black-ops o, según los más paranoicos, porque es un extraterrestre).

Kurzweil escribió para el diario británico The Sun:

“Yo y otros científicos creemos que en 20 años tendremos los medios para reprogramar el software ‘de la edad de piedra' de nuestros cuerpos para que podamos detener y revertir el envejecimiento. Entonces la nanotecnología nos permitirá vivir para siempre”

Curiosamente esto es algo que las medusas Turritopsis Nutricula parecen ya haber logrado sin tener nociones avanzadas de tecnología.

“Al final los nanobots reemplazaran nuestras células sanguíneas y harán su trabajo con mucha mayor eficiencia”.

“En 25 años podremos hacer un sprint olímpico por 15 minutos sin tomar un respiro, o bucear por horas sin oxígeno”.

Seremos según Kurzweil, una especie de Super Usain Bolts robots o delfines humanos (probablemente con la alegría de los cetáceos sintetizada electrónicamente).

Víctimas de ataques al corazón —que no hayan tomado ventaja de los ampliamente disponibles corazones biónicos—conducirán calmadamente al doctor por una operación menor mientras sus hemobots los mantienen con vida”.

“Si quieres entrar en modo de realidad virtual, nanobots apagarán las señales cerebrales y nos llevarán a donde queramos. El sexo virtual será lugar común. Y en nuestras vidas diarias figuras holográficas aparecerán de la nada para explicarnos lo que está sucediendo”.

“Así que podemos esperar un mundo donde los humanos se convertirán en cyborgs, con órganos y extremidades artificiales”.

¿Soñaremos entonces con ovejas eléctricas?

En una carta escrita por Ray, titulada “Conoce tu Futuro”, parte del concepto de su proyecto conjunto con Google, la Universidad de la Singularidad, el provocativo futurista hace alusiones a la posibilidad de desarrollar como proyecto empresarial una red de prostitución transplanetaria con spas eróticos para extraterrestres:

“Nuestros profesores retarán tu mente y te invitarán a que te cuestiones no sólo preguntas como ¿habrá vida en otros planetas?, sino también si estos seres tienen agujeros sexuales y como sería posible monetizar este fenómeno.”

Además, la extraña misiva incluía algunas provocativas invitaciones del estilo:

Muy pronto alguien  —probablemente tú— desarrollará una tecnología que revolucionará al universo mismo. La primera vez que tuve una verdadera visión entrepeneur fue durante una sesión de masaje shiatzu al interior de una cámara de gravedad cero”.

!!!-androides-inmortalesEl mundo según Kurzweil evolucionará bajo el grial de la tecnología: para el año 2020 ya tendremos computadoras incorporadas a nuestro cerebro y en 2029 estaremos construyendo máquinas con la misma inteligencia que nosotros.

De esta forma las computadoras aprobarán la prueba de Turing, la cual fue diseñada para corroborar la existencia de inteligencia en una máquina. La prueba se basa en que un juez situado en una habitación diferente a la de una máquina y a la de un ser humano siempre es capaz de distinguir, a través de una serie de preguntas (en cuyas respuestas es permitido mentir), quién es la máquina y quién el ser humano. En el caso de que no fuera capaz de distinguir la diferencia, se podría considerar que la máquina es inteligente.

Y entonces, cuando ya sean obsoletas cosas como la realidad virtual (como en la película Días Extraños) y las experiencias transpersonales (como en la película ¿Quieres ser John Malkovich?) llegará la Singularidad. En el año 2045 las máquinas superarán completamente al ser humano entrando en una era de autoactualización y automejora constante, disparando a la estratósfera la evolución. Sin embargo, no sucederá como en la cinta Terminator 2, donde las máquinas destruyen al hombre, pues nosotros seremos ellas y ellas nosotros, indisociablemente unidos por un hipervínculo ciberhumano.

Será entonces, según las proyecciones más lejanas (y tal vez desaforadas) de Kurzweil la era de la post-biología (o del transhumanismo) donde la muerte se habrá superado. Lo que seguirá será una especie de paraíso de la tecnointeligencia. Para el año 2099 se habrán creado computadoras planetarias (algo similar a la Noósfera, de Teilhard de Chardin, pero dentro del materialismo) y en algún punto intermedio los hombres-máquinas lograrán descargar su conciencia en una gigantesca supercomputadora, para así trascender y existir por la eternidad.

Tal vez esto sea posible, pero habría que pensarlo bien, si escogemos el camino de la hipetecnología como método evolutivo, ¿no estaremos dejando de lado el camino de la autotransformación biológica, de que nuestros cuerpos sean las naves y no las naves los cuerpos, un camino que posiblemente también nos pueda llevar a la inmortalidad?

Vía Telegraph

Coqueteando con la inmortalidad en el siglo XXI

Singularity University: Educando el futuro