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Viendo a las ballenas vernos a los ojos ocurre un acto de reconocimeinto, conciencia y una posible hermandad entre especies de tierra y mar; las ballenas grises en Baja California parecen buscar al ser humano ¿pero qué es lo que nos quieren decir?

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Aunque el hombre ha mermado la población mundial de ballenas, cazándolas por su piel o aceite o por el solo placer de someter a la especie más grande del mundo y ahora incluso llevándolas al suicidio con el demencial sonar de algunos de sus submarinos, la ballena gris parece haberle perdonado y busca su compañía.

Tal vez sea porque la ballena gris es una de las únicas especies de ballenas que se encuentra en una sana cantidad, recuperando su población de tan sólo 1000 ejemplares a tener actualmente 18 mil, después de que fuera declarada en peligro de extinción y en 1937 se prohibiera su caza.

La naciente industria del avistamiento de ballenas tiene en las grises a su máxima estrella, pues estas ballenas no sólo se dejan ver y realizan sus espectaculares saltos hacia la bóveda celeste, sino también se acercan a las lanchas y en algunos casos hasta se dejan acariciar en lo que es descrito como una epifanía casi espiritual, la mirada enorme y bondadosa de la ballena reconociendo en la mirada del hombre un amigo.

Un excelente artículo de The New York Times narra una serie de experiencias entre pescadores, guías de turistas y biólogos marinos en las costas de Baja California, en las que se puede observar una aceptación de las ballenas grises a la presencia de los humanos, algo que no sucedía antes y que pareciera indicar que las ballenas grises han llegado a considerar las aguas de Mar de Cortés y del Océano Pacífico de Baja California como una zona segura.

El hijo de Pachico Mayoral, Ranulfo, narra como su padre hace cerca de treinta años estaba pescando en su lancha cuando una ballena se le acercó y se posicionó debajo de su lancha elevándola y llévandola por unos momentos a través del océano. Pachico tuvo que aceptar "que ella era la jefa". Una experiencia como la que se describe en "Las mil y una noches", cuando Sinbad y su tripulación acamparon en una pequeña isla para darse luego cuenta que era una ballena que los llevaba a través del mar. La ballena como la "tierra en movimiento" del escritor de Paradise Lost, John Milton.

En los 70s en la Laguna San Ignacio las ballenas grises eran tremendamente temidas, pero desde experiencias como la de Pachico, en las que las ballenas empezaron a transmitir su amabilidad, su interés por "conectar" con el ser humano, las cosas han cambiado.

El reportero Charles Siebert del New York Times describe como pudo acariciar a una ballena gris y a su cría, las cuales reconoció de un día anterior, como si las ballenas se acordaran de él, "como si se estuvieran mirando en el espejo".

Siebert también narra la experiencia de unos buzos al este de las islas Farallones, en la que una ballena jorobada hembra se quedo atrapada en un hilo de pesca para cangrejo, cientos de metros de cuerda de nylon se enredaron en la boca de la ballena. Los buzos la rescataron cortando el hilo y al liberar a la ballena, ésta, conspicuamente alegre, empezó a dar círculos de júbilo alrededor de ellos, acercándose a cada uno y frotándolos gentilmente. El buzo que había cortado el hilo de su boca recuerda que el ojo de la ballena lo seguía todo el tiempo y relata que nunca se le olvidará su mirada.

Alberto Haro Romero le contó al escritor del New York Times de algo que vio hace apenas unos meses mientras estaba en un kayak cerca de Cabo San Lucas. Un grupo de ballenas grises migrando hacia el sur se vio rodeado y atacado por unas ballenas piloto. De la nada apareció un grupo de ballenas jorobadas -que como las grises son ballenas de la familia balaenopteridae- e inicio un contraataque altamente organizado para rescatar a las ballenas grises. "Una ballena (Balaenopteridae) respondiendo por otra. Fue algo como tribal", dice Haro Romero.

Lo interesante de estos casos es que nos revelan poco a poco a las ballenas como seres inteligentes capaces de expresar emociones que describiríamos como humanas. Científicos han documentado el uso de herramientas y de estrategias cooperativas de caza entre las ballenas. Algunas ballenas velan a sus compañeras muertas. Y nuevos estudios revelan que las ballenas forman complejas relaciones sociales y tienen una cultura particular. Se han encontrado en las ballenas grandes concentraciones de neuronas conocidas como "spindles" - a las que muchas veces se refiere como las neuronas que nos hacen humanos ya que están ligadas a funciones cognitivas como la conciencia, la compasión y la expresión lingüística- además estas células cerebrales evolucionaron en las ballenas hasta 15 millones de años antes que en los humanos. Así que si las ballenas son conscientes, lo son desde mucho tiempo antes que nosotros.

Tal vez las ballenas nos quieren decir algo y se nos acercan para que descifremos su lenguaje, tal vez son, como para Jonas, una puerta para entender el mundo y renacer a una nueva armonía con la naturaleza.

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