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La Dra. Yolanda Meyenberg escribe sobre las mejores opciones ante el desencanto político mexicano: la utilización de internet como una nueva arma ciudadana

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A pocas semanas de un proceso electoral sin pena ni gloria, en México sucede un fenómeno interesante: mientras los partidos tratan de convencer a la ciudadanía de ir a las urnas --usando para ello los métodos más absurdos-un grupo cada vez mayor de ciudadanos se encuentra promoviendo que se deje de ejercer el derecho a votar o se anule el voto.

Este fenómeno se conoce en el país como el voto blanco y lleva detrás de sí un motón de cosas. La primera pregunta que se me ocurre es por qué después de que a los mexicanos nos costó tanto que se reconociera nuestro voto tal y como lo depositamos en las urnas, sin fraudes ni manipulaciones, ahora queremos tirar, sin más ni más, ese derecho a la basura.

Las razones que vienen a mi mente son muchas: desilusión, hartazgo, impotencia, asco, valemadrismo, ignorancia, desesperación. El problema es que la mediocridad, el cinismo y el exceso de ambición de los políticos nos deja pocas o nulas opciones de elección, como quien dice, no hay a quien irle.

Es cierto, la parranda democrática terminó y nos dejo una resaca que no nos la quita nadie, pero ¿es el voto blanco la solución a la cruda política que vive el país? Sería bueno saber qué se gana con eso.

Pensemos que el 5 de julio el porcentaje de votos válidos es muy bajo, que ganó el voto blanco, y seamos realistas, eso no va a despojar a las Beatrices Paredes, a las Josefinas Vázquez, a los Alejandros Encinas de sus cómodos asientos en San Lázaro, sólo los va a hacer más vulnerables ante otros grupos, como los de la delincuencia organizada, que lo que quieren es cargarse a todos y tomar por su cuenta el control del país.

Otra cosa en la que hay que pensar es quién se va a hacer cargo de lo que pase después, estos grupos que promueven en voto blanco son, hasta cierto punto, anónimos. Sí, en la red aparecen nombres y fotos de los líderes de las redes, pero ninguno es de carne y hueso ni tiene ninguna clara idea de lo qué sigue. Los mexicanos somos eternos defensores de las causas perdidas, que abandonamos cuando se termina el adrenalinazo. No ir a votar o anular el voto es más fácil que estarle marcando el paso a los políticos para que hagan bien su chamba, pero mostrar así un justo descontento, no los va a hacer menos corruptos, demagogos e ineptos, ni nos los va a quitar de encima. La solución está en otro lado, es más complicada y demanda más trabajo de nuestra parte.

A través de la experiencia de la campaña de Obama sabemos que el internet es una poderosa arma política para los ciudadanos, hay que usarla para balconear a quienes sólo buscan un cargo público para hacer negocio. Si los ciudadanos hacemos ese trabajo, en el 2012 para las elecciones presidenciales, tendremos más posibilidades de exigir mejores candidatos y propuestas que no sean puro bla, bla, bla, pleitos o descalificaciones.

Mi postura es NO al voto blanco. Ni modo, hay que buscar a los menos peores y tratar de seguirles la pista. Si estamos sobre de ellos, evidenciando su incapacidad, los partidos tarde o temprano tendrán que reaccionar y proponer mejores alternativas.

No votar o anular el voto es como tirar la toalla y dejarles el campo libre a todos esos que alucinamos para que hagan lo que les dé la gana, aun sin nuestro apoyo, el voto blanco no resuelve el problema, en todo caso lo pospone o lo hace más grave. Hay que pensar en esto antes de navegar con la corriente. Colaboradora P.S.: Dra. Yolanda Meyenberg, Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM. Elecciones 2009 en México: abstención, anulación, o participación a debate